jueves, 11 de enero de 2018

COMPLICADO PARA LOS MAYORES
Esto de las redes sociales no es fácil para los que estudiamos con la Enciclopedia y escribíamos con el pizarrín.
Dos días buscándome en Facebook… ¡y no me he encontrado!
                          Resultado de imagen de fotografias de peones de amaya burgos

             Parece mentira, cuando te pasan estas cosas te das cuenta de la velocidad que lleva el mundo y de todos los cambios a los que hemos tenido la suerte, o la desgracia, de asistir. Lo de la Enciclopedia es de cuando era mayor, los libros eran un privilegio que no se atrevía a pisar las casas de las personas y las personas no les echaban de menos porque la mayoría no sabría descifrar el significado de sus letras. Lo del pizarrín si es verdad, atado a una pizarra con una cuerda y una bayeta para borrar, era el cuaderno de los deberes para quienes teníamos el privilegio de ir a la escuela. Ya comenzaba a cambiar el país.
            Salir del pueblo era un viaje a lo desconocido. En los primeros diez años mis pies no me llevaban a más de dos quilómetros de mi casa. La luz, el agua corriente, el teléfono, los coches… eran cosas que no se echaban de menos porque todos compartíamos las mismas posesiones. El mundo detenido junto a la iglesia y rodeado del miedo a romper lo que mandaba Franco y sus amiguetes, los del dinero. El trillo, el caballo, el aro, los renacuajos, los nidos, el frío, la calle… un paisaje que difícilmente podía permitirme imaginar que escribiría en este ordenador y que hasta hayamos sido capaces de soñar bonito el pasado. Tenemos la capacidad mágica que seleccionar los recuerdos y adornar lo vivido.
            Cuando me derrota el ordenador y no soy capaz de solucionar pequeños problemas, que cualquier niño de diez años solucionaría en un plis plas, me doy cuenta de lo valientes que somos los humanos para adaptarnos a los cambios. En mi niñez el mundo estaba detenido, las normas estables, comodidades las justas, sin una televisión y unos medios de comunicación que nos incitasen al consumo éramos capaces de conformarnos con unas peladillas y unos calcetines en los zapatos de los Reyes Magos… y nos hacía ilusión.
            Voy a probar si he salido del atasco y se ve mi pueblo y este texto en la nueva página que iré montando. ¡Buenas tardes!


            

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