EL
SILENCIO DEL OTRO LADO DEL MUNDO
Da
lo mismo si miles de personas se ahogan en el Mediterráneo.
No
salen en la foto los muertos por el hambre y sin agua potable.
Se
reúnen para seguir hablando de algo que no piensan solucionar…
Cuando abres los ojos y miras al
otro lado eres consciente del olvido en que les han instalado los poderosos. El
capitalismo ha acabado controlando el mundo entero y se siente tan seguro que
ya ni se preocupa de justificar su indiferencia hacia quienes son víctimas de
la concentración de dinero y poder en unos pocos. Los medios de comunicación
nos entretienen con el Caso y detalles que no afecten a los fundamentos del
sistema y los del otro lado no tienen capacidad para ser oídos en el mundo de
los instalados en la suficiencia.
Occidente provoca guerras crueles en
Oriente Próximo y deja a los países destruidos y a sus habitantes camino del
destierro o del fondo del Mediterráneo. Armados los contendientes hasta los
dientes solamente pueden los refugiados vivir de la limosna que llega a los
campos de refugiados. Lejos de su país, habiendo perdido cuanto tenían, es
fácil entender que intenten sobrevivir porque sus países ya fueron olvidados,
perdieron su fuerza negociadora y consumieron las armas que venían en el
prospecto. El tercer mundo sigue olvidado y solamente le soportamos porque
produce barato y consume lo que nosotros desechamos.
En nuestra sociedad opulenta, que
dicen ha superado la crisis, cada día los ricos son más ricos y poderosos y los
de abajo más cerca de la miseria, de los trabajos precarios y del drama de no
llegar a fin de mes. Los que lo pasan mal cada día tienen menos personas que
les defiendan y son un mal escondido que nadie quiere enseñar y mucho menos
analizar las causas de semejante vergüenza. Nadie se atreve a hablar de los
impuestos de las empresas del Ibex35, seguimos dejando que las grandes empresas
coticen en pseudo paraísos fiscales y el Gobierno llenando los arsenales de
nuestros ejércitos con aviones y tanques de último modelo.
Gastamos lo indecible en mantener
políticos de “carrera” a sueldos descomunales, con dietas vergonzosas y jubilaciones
que sacan los colores a las viudas de los 600 euros. ¡Y además roban con
impunidad! Caducan sus delitos, no aparece el dinero y si no son ellos son sus
hijos, o sus nietos, quienes vuelven a ocupar los escaños que dan vida eterna a
personas con poco apego al trabajo. Se dicen servidores del pueblo y deben ser
unos grandes sacrificados porque aguantan siglos en sus puestos sin regresar a
los “suculentos” trabajos a los que renunciaron…
Qué poquito hablamos de los trabajos
precarios, de la pensiones de miseria, de las familias que sobreviven al hambre…
Preferimos abordar los grandes problemas, vivir en las frases grandilocuentes e
ignorar que existe el otro lado, que no son vagos los que cayeron, que no puede
permitirse que durante la crisis muchos hayan caído y unos pocos se hayan
forrado.
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