SI
TE MUEVES… NO SALES EN LA FOTO
El
silencio de todos los políticos hace posible esta corrupción generalizada.
Nadie
cree que las cúpulas no se enteren de las cuentas de los partidos.
Serían
unos irresponsables que deberían estar en casa.
La corrupción política es una de las
enfermedades más evidentes de nuestra sociedad. Todos dicen que entran en
política para servir a los ciudadanos, para solucionar los problemas y acabas
siendo esclavos de las listas y del servilismo descarado hacia quienes detentar
el poder en el partido. Hasta pensar llega a estar prohibido cuando de
consignas se trata.
En el tema de la corrupción están
todos enterados, han visto facturas, han recibido visitas, han oído mil comentarios,
han visto entrar a los que buscan concesiones, admiran los coches y las casas
que compran con sueldos que no llegan… Pero todos callan porque tu puesto de
trabajo y tu ascenso en las lista está en juego si te mueves y no guardas
silencio. A quienes se han atrevido a denunciar les vemos deambular ignorados,
echados a un lado, con problemas para mantener su vida en el lugar en que
estaban cuando decidieron contar que los ladrones habían entrado en la caja de
todos.
Después los tribunales, los abogados
contratados con lo robado y la maldita presunción de inocencia para quienes
parecen estar condenados a sacrificarse por los ciudadanos, dejan sin castigar
los atracos. En el peor de los caos una condena que se paga con gusto cuando
tienes esperándote a la salida, rápida, millones de euros que trincaste sin
haberlos devuelto. ¡Basta ya de leyes permisivas! ¡Basta ya de silencios cómplices!
Nadie cree que un partido tiene mucho dinero porque le tocó la lotería…
En la sentencia reciente sobre el
caso de Palau nos admiramos de dos hechos. Los empresarios, en este caso de
Ferrovial, no han sido condenados (algunos dicen que han sido absueltos) porque
han descrito sus delitos. Dejémosles libres para que sigan actuando de la misma
forma o cambiemos las leyes y hagamos que los delitos contra el erario público
no prescriban. Ese robo del 4 % o más se traduce en un sobrecoste final de la
obra, en la mala calidad de la misma o en las dos cosas a la vez.
Se necesita una limpia completa del
sistema y los ciudadanos tenemos mucho que contar. Leyes que mantengan el
anonimato de quienes denuncian, condenas a quienes en las campañas electorales
gastan sin mirar la cuenta corriente (algunos, muy dignos ellos, disfrutan de
dinero que no sabemos de dónde salió) y ante la sospecha que se vayan a casa y
descansen de los sacrificios de servir a la sociedad. ¡Los votos… para los
menos corruptos si no se dedican a engordar al rico para asegurarse la vejez!
Con las codenas no arreglamos nada,
no tienen miedo. Saben que, en el peor de los casos, a los siete años te piden
un 10 % de lo que apañaste… ¡País!
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