domingo, 1 de abril de 2018


ISRAEL: EL DINERO Y LA RELIGIÓN
Primero echaron de sus casas y de su país a los palestinos.
Después se armaron hasta los dientes, de armas prohibidas a sus vecinos.
Ya saben que pueden masacrar a personas indefensas que les atacan con tirachinas.

                              Soldados israelíes apuntan con sus armas mientras yacen boca abajo sobre una barrera de tierra a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza, el 30 de marzo.

            La religión les hizo creer que su dios les había regalado las tierras que hoy dominan y mantuvieron esa fe durante más de 2000 años. Fueron lentamente regresando hasta que su poder económico les dio la suficiente influencia para que el mundo “civilizado” les devolviera sus posesiones soñadas y desalojara a quienes habitaban aquellas tierras. 700.000 personas lanzadas a la calle, y a la miseria, para que los poderosos judíos pudieran ocupar su paraíso terrenal.
            Todo esto pasaba después de la segunda guerra mundial, allá por 1948. Los judíos dominaban las finanzas de Estados Unidos, lo que equivalía a ser los amos de medio mundo e imponer su voluntad en él. Palestina vio cómo su independencia no llegaba y las guerras asolaron su país y el de los pueblos vecinos pero con un enemigo armado hasta los dientes, poseedor de armas nucleares y químicas en abundancia, tenían todas las de perder.
            Periódicamente sus soldados, sus bombarderos y sus tanques han asolado durante décadas la región y han sobrevivido en medio de países musulmanes a los que consideran infieles e intrusos a pesar de sus 2000 años de habitar aquellas tierras. Parece que su dios tiene buena memoria y las “democracias” occidentales cerraron sus ojos ante cada barbaridad que perpetraron.
            Les da lo mismo si son niños o mayores, si tiran piedras con la mano o con un tirachinas, cuando deciden acabar con cualquier protesta utilizan la fuerza de su ejército para acallar cualquier molestia. Los varones hacen tres años de mili y las mujeres dos, todos están concienciados de que el enemigo está al lado y que deben defender el paraíso que les entregó hace miles de años su dios. Solamente quienes dedican su vida a rezar son liberados de su deber con el ejército que mantienen intacto hasta los cuarenta años el resto de ciudadanos.
            Ayer, al ver fusilar por la espalda a un joven que huía desarmado por la playa, sentí que los judíos están libres de todas las obligaciones de la humanidad y que campan a sus anchas con su libro sagrado y sus armas atómicas. Sus vecinos son muy peligrosos para poseer armas atómicas pero ellos, el pueblo elegido por dios, tienen una defensa inexpugnable y potencial para hacer desaparecer a sus vecinos. Son los buenos y pueden fusilar por la espalda a los infieles que les molestan a su alrededor. Las voces del mundo civilizado solamente serán gritos suaves que les harán sonreír porque no pasarán nunca de ahí. EE.UU. y occidente saben que son los elegidos, la pasta es la pasta.

Hay otros dioses a su lado que no prometen menos paraísos pero tienen las armas que les venden los amigos de los judíos. Nunca llegarán a tenerlas superiores.
¡Qué duro ver morir a las personas masacradas!
           

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