LA
LLUVÍA HA LLAMADO A LA PRIMAVERA
Las flores, la hierba,
los árboles llamando al calor para cobijarle en su sombra, todo es vida cuando
abrimos los ojos y vemos que la lluvia ha convencido a la naturaleza de que aún
existe la primavera. Días de promesas en los campos y de pájaros en sus
incipientes nidos, todos esperando los frutos o conociendo que habrá alimento
para los recién nacidos.
Son días en que el pesimismo puede huir
de las calles y, a pesar de los pesares, podemos soñar que existirá un mundo justo
con las guerras detenidas para demostrarle al universo que aquí abajo, en este
pequeñito rincón, aún existe la inteligencia y la capacidad de respetar la vida
que los campos nos enseñan en toda su belleza.

El calor ha vuelto a inundar las
ciudades aunque el agua no nos abandona, sabemos que estamos acabando con las
estaciones pero podemos disfrutar de los años que nos regalarán aún hermosas
primaveras. Salir al campo a contemplar los trigales o caminar por las aceras
de la ciudad bajo las ramas cargadas de sombra, dónde hace pocos días solamente
existían palos sacos esperando el calor, es un canto al optimismo y a dejar
olvidados los abrigos y las tardes cubiertas de monotonía del invierno.
Mañana volveré a dejarme acariciar
por la hierba, oleré las flores, pasearé bajo las sombras amables y mi vista descansará
en el horizonte con el verde de los trigales. La vida surge espontánea del
letargo del frío e inunda los paseos de hormigueros y cantos de jilgueros, es
tiempo de soñar, de mirar al cielo, donde nubes blancas nos acompañen, y
reflejar en su intenso azul un mundo que despierta con violencia a la vida.
No dejaré que la noche oscurezca la
alegría del día porque sé que la luna y las estrellas también se preparan para
ser contempladas en ese firmamento de calor, parece que vienen a adornar lo que
ya es hermoso de día. La lluvia ha llenado de vida los ríos y sabe la naturaleza
que sus aguas son una promesa de belleza y de frutos compartidos.
Nota: Sonreía viendo las fotografías de miles de orquídeas en el campo que nos regalaba desde la montaña palentina Fray Sulfato y no he podido evitar la tentación de robarle, sin permiso, una de sus maravillosas instantáneas. Podéis visitarlas.
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