martes, 26 de junio de 2018


LA SOLUCIÓN EN LA EDUCACIÓN
Y fundamentalmente la educación en la familia, con los hijos.
Debemos mejorar muchos de nuestros hábitos para alcanzar la igualdad.
Mi hombro no me deja escribir por eso he estado callado unos días.           
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            Estos días la “manada” ha conseguido llenar los telediarios y no merecen ni un minuto de su tiempo y si unos años para pensar en el talego. Solamente falta que esta sociedad tan digna e indignada les haga ricos en los programas rosas de las cadenas de televisión. Creo que solamente merecen que se publique la pena de los violadores y que la cumplan integra si existe el peligro de reincidencia.
            No es nuevo el hecho de la violación en grupo, de hecho hemos visto como aparecían las denuncias este fin de semana. Es un problema social, la mujer como objeto (vende coches, ameniza los descansos de los partidos o la pasean de mil formas como objeto sexual al alcance de los hombres) está presente en nuestra forma de vida y en nuestras costumbres y, mientras alguien piensa en atajar el problema, hoy solamente tenemos el castigo para aquellos que no respetan a todas las personas por igual.
            Podemos cambiar cien leyes, asustar, controlar un poco los impulsos y hacer más refinados a los delincuentes pero si no percibimos que el problema solamente se soluciona con la educación que reciben las personas en las familias estaremos lejos de enfrentarnos con seriedad al problema. Los padres tienen una gran responsabilidad para que el cambio se produzca, después los centros educativos podrán reforzar su labor pero son ellos quienes pueden ayudar a que este problema, enquistado desde “Eva”, comience a tener una evolución positiva.
            Mejores leyes, de acuerdo. Penas disuasorias, bien. Jueces menos machistas, necesario. Mujeres y hombres que salen a la calle a condenar unos hechos detestables, positivo. Pero demos menos cancha a los infractores en los medios de comunicación y mucha más protección a las víctimas que ven en peligro su anonimato cuando denuncian. Parece que llegan tiempos en que se han acabado los silencios de las personas agredidas y que los jueces van a tener a su alcance a muchas personas acostumbradas a pensar que la mujer no merece su respeto.
            Me gustaría que algún día el movimiento feminista comenzara a hablar de la prostitución porque muchas mujeres son explotadas por su condición.
Profunda indignación ir conociendo los graves problemas que tiene nuestra sociedad para aceptar que todos somos personas con los mismos derechos.


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