domingo, 26 de agosto de 2018


EL PAPA Y LAS VIOLACIONES
Lo sentimos mucho, no se volverá a repetir (a reírnos del Emérito).
Mantienen en su organización a personas culpables de abusos y violaciones.
Conocían, desde siempre, los delitos y ocultaron a los delincuentes.
                         Resultado de imagen de fotografias de curas pederastas

            El Papa conocía desde siempre los abusos sexuales que curas y monjas llevaban a cabo con total impunidad, aprovechando su superioridad “espiritual” y la edad de las víctimas. Y estuvo calladito como los Papas anteriores y los obispos, arzobispos y cardenales. Si abre la boca es para expulsar de su organización, y entregar a la justicia ordinaria, a cuantos llevaron a cabo hechos tan deleznables.
            Las religiones siempre han tenido problemas para entender la sexualidad y especialmente la Iglesia Católica de aquella España, nacida de la cruzada de Franco, que campaba a sus anchas declarando pecado todo lo relacionado con el sexo y excomulgando a quienes no respetaban sus estrictas leyes en la materia. ¡Y sabían lo que tenían dentro! Sus sacerdotes, frailes y monjas parecían ser perdonados de tales delitos y se ocultaban sus latrocinios, con menores y mayores, a la mayor honra de la institución. Lo más fuerte que hacían es cambiar al religioso delincuente de rebaño para que comenzara de nuevo con sus viejos delitos de abusar, desde su autoridad moral, de niños y mayores.
            Censuraban besos en las películas, prohibían que chichos y chiscas se bañaran juntos, el baile era el diablo y pecado mortal si era agarrado, escupían desde los púlpitos condenas contra quienes se separaban o tenían relaciones antes de casarse por el rito de la santa madre iglesia. Los homosexuales (los que no eran ellos) estaban enfermos y había que curarles y la mujer estaba apartada de cargos en una iglesia machista hasta los tuétanos que sigue manteniendo hoy sus esencias a la vista de todos.
            A los delincuentes de su casta se les protegía, se callaba, sabiendo toda la jerarquía lo que tenían debajo. No iban a la cárcel, les cambiaban de diócesis (como mucho) y a continuar con sus aficiones a delinquir. En España tenían su justicia y era muy raro que algún sacerdote fuera juzgado por la justicia ordinaria.
            Para pedir perdón hay que denunciar a los culpables, mandarles a los tribunales ordinarios y aportar las pruebas que ocultan para que sean castigados como cualquier hijo de vecino. Los tienen dentro y les protegen. No basta con aquello de no volverá a pasar… no sé si es buena idea mantener en abstinencia a tantos verracos como son ordenados sacerdotes o profesan en sus conventos pero al menos un respeto a quienes tienen otras tendencias sexuales u otra forma de entender la relación afectiva entre las personas y consigo mismos.

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