REMOVIENDO
EL 17 DE AGOSTO DEL 2017
Nos
encanta remover las tragedias buscando culpables.
El
terrorismo, y quienes lo alimentan, es el culpable de aquella masacre.
Si
queremos recordar a los muertos dejemos de hacer política con ellos.
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Llevamos muchos días buscando fallos
de seguridad en los Mossos y la policía estatal. Parecen tener necesidad de
arrojarse las culpas unos a otros ahora que vuelve a primera página el suceso, al cumplirse el primer aniversario de la tragedia que acabo con la vida de una
veintena de personas. Si existieron muchos silencios o descoordinación en ambos
lados, que parece que sí, no es el momento de airearlos como un arma arrojadiza
porque todos sabemos lo difícil que es impedir que un coche atropelle a
personas en cualquier concentración y el culpable, todos coincidimos, en que es
quién decide matar personas.
Si el objetivo es honrar la memoria
de los fallecidos creo que tampoco es momento de situar la política en el
centro de la manifestación. Tenemos un Jefe de Estado (desgraciadamente, para
mí, un rey) que tiene la obligación de hacer acto de presencia para recordar
hechos tan dolorosos y no debe enturbiar su presencia la unidad de todos en
honrar a los ya desaparecidos. Al día siguiente será hora de buscar enemigos o
de saldar cuentas de hechos pasados pero el 17 de agosto no parece el momento
de poner en el centro de la discusión las diferencia políticas.
Y si no me gusta lo que ha propuesto
el Ayuntamiento de Barcelona me monto una paralela para llamar la atención
sobre mis posiciones políticas, que todos conocemos, utilizando el día para
alimentar sus planes. Vamos jugando cada día más con que no pasa nada cuando
caldeamos el ambiente y tarde o temprano nos encontraremos con sucesos
desagradables y cuando suceda todos buscarán culpables sin pensar hasta donde
se han llevado las ideas a situaciones potencialmente peligrosas.
Espero que tengamos un día en paz,
cada uno a su bola, pero no deja de sorprender como se complican las cosas
hasta cuando el único objetivo es recordar a las víctimas de un atentado
terrorista y aplaudir la eficacia de las personas que atendieron a los heridos.
Vivimos en un clima de tensión permanente que ante la salida de escena de Rajoy
ha elegido al rey como enemigo que justifica posturas intransigentes.
Nota:
Venta de armas, un mercado que provoca conflictos armados, en cada pantalla.
Somos el séptimo país que vende armas, la mayoría a países en plena guerra. Nos
ganan EE.UU, Rusia, China, Francia, Inglaterra, Alemania y cerca tenemos a
Italia o a los Países Bajos. La venta de armamento no la dirige el Rey, piensa
un republicano, ni los presidentes de los países citados, sino la industria armamentística
que dirige guerras, o las inventa, a capricho de los países poderosos. No
deberíamos tener un rey pero tampoco cerrar los ojos a la realidad.
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