UNA
SONRISA EN LA NOCHE
Es hora de disfrutar de los recuerdos de un día lleno de sorpresas.
En
la mañana hace mucho que sonrío ante de dejar la cama.
Tenemos
mucha suerte de estar dónde estamos…
Hace mucho tiempo que me obligué a
despertarme con recuerdos bonitos que ponían una sonrisa en la mañana. No eran
gratuitas las sonrisas porque tenemos la suerte de haber nacido en un siglo y
en un país que hubiéramos firmado si nos hubieran dejado elegir antes de venir
a pisar la Tierra. Yo acumulo por las mañana pequeños recuerdos de mi vida pero
existen razones más profundas.
Sabemos que la esperanza de vida
casi se ha duplicado en un siglo, que las enfermedades que se llevaban millones
de personas por delante están controladas y que tenemos uno de los mejores
sistemas sanitarios del mundo mundial. El tiempo que nos han regalado y los
cuidados de que disfrutamos es más que suficiente para sonreír cada mañana y no
solamente hoy, día internacional en que se acuerdan de ese gesto amable de la
cara.
Nuestras necesidades básicas
cubiertas en demasía, entretenimientos para elegir y tiempo para disfrutar
porque no tenemos que perseguir los alimentos o estar 14 horas trabajando.
Durante décadas unas generaciones han conseguido jornadas laborales llevaderas
y unos derechos que debemos defender pero también valorar. No todos los
trabajos son agradables, y lo salarios mucho menos, pero estamos en esta parte
del mundo dónde se explota a las personas con “prudencia”. Algunos pueden
echarse una carcajada que se oiga en el Kalahari porque han tenido además la
suerte de disfrutar durante las horas de trabajo… y además les regalaron el
tiempo para disfrutarlo con una pensión que décadas atrás no existía.
La otra sonrisa grande se la debemos
a la Península, sin terremotos destructivos, sin grandes tormentas, sin guerras
(de momento), sin hambre, sin campamentos de refugiados, con un verano que es
la envidia del mundo y una primavera que nos deja soñar con el verde de sus
campos. Y si no nos gusta la playa o los campos tenemos unos hogares para
inventar los sueños y rozarles con las manos, hasta nos dejan mirar al cielo y
hablar con la luna y perdernos en el laberinto de las estrellas.
Mañana, y todo el año, volveré a
sonreír por la mañana porque en estos párrafos no he podido colocar mis
recuerdos, mis sueños y, sobre todo, la alegría de saber que comienza otro
tiempo de 24 horas para disfrutar de todo aquello que a miles de millones de
personas les falta.
La suerte nos regaló tantas cosas
que no podemos dejar sitio a la tristeza.
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