martes, 26 de febrero de 2019


UN INSTRUMENTO DE SATANÁS
No son los curas, obispos y monjas los que abusan de mayores y menores.
No lo volveré a hacer… pero queman los archivos del pasado.
Encubridores malolientes del pasado sin aceptar penitencia.
                     Resultado de imagen de fotografias de curas ante tribunales de justicia
                                     
            Lo de la iglesia Católica es un chiste continuado. Han decidido hablar de uno de sus secretos más visibles para todos y lo han hecho tarde, muy tarde, y mal. Es increíble que en el siglo que vivimos parezca una novedad denunciar a quienes abusan de menores y se les esté encubriendo por el mero hecho de ser frailes, curas, obispos o monjas.
            Tener tribunales especiales cuando las Constituciones dicen (es un decir) que todos somos iguales ante la ley. Unos por reyes y otros por ministros de su dios y la casa por barrer. Estos no necesitan contratar a Villarejo (aunque quizá sí) para destruir las pruebas de tropelías pasadas, las queman ellos mismos en los fogones del Vaticano. Las indemnizaciones eran una pasta y no están para regalar su comodidad económica ni a necesitados ni a las víctimas de sus evangelizadores.
            El día que hablen las monjas o lleven registro los prostíbulos conoceremos la verdadera dimensión de ese obligado celibato al que se consagran en nombre de no sé quién a sus ministros. Hasta le dejaron a Jesús soltero y sin hermanos, a Eva en una postura incomoda y a la virgen sin cometer el terrible pecado de ensuciar su virginidad con un embarazo provocado por humanos. ¡Y siguen existiendo!
            Estos elementos están adoctrinando a los niños en los centros educativos, transmitiendo unas ideas sobre el sexo, el pecado, el aborto, la mujer… que no serían admitidos en los libros de ningún código ético sino vinieran de quienes a la sombra del poder mantienen privilegios.
            ¡Elías!, ya pidieron perdón, ya quemaron los recuerdos, prometen que se portaran bien. HAN CAMBIADO.
            Para quedarse dónde estaban, como aquel rey emérito dicen que no volverán a hacerlo pero nadie puede creerles porque llevan siglos sin intentar poner remedios. Sus delitos prescriben a los 20 años, quemaron los más cercanos...

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