YA
FLORECIERON LOS ALMENDROS
Esperemos
que llegue muchos años la primavera.
Ya
que la cigüeñas llegan contadas por San Blas.
Una
belleza ver como la tierra promete cosechas…

Con el problema del cambio climático
y los sustos que nos dan el viento, las lluvias y las temperaturas cada año mi
paseo esperando la primavera es más bonito. No dejo de mirar el verde que
colorea los campos, las flores de los almendros y el vuelo de los pájaros apresurándose
a preparar el nido para sus polluelos. Quizá el próximo año se aceleren los
cambios y me roben parte del maravilloso secreto que regala estos días la
naturaleza.
De momento las promesas están en los
árboles, en la tierra, en los animales que es hora de abandonar el letargo
invernal porque llega la primavera, el calor y una nueva vida con hojas y
flores, sin el marrón del frío y con un sol que invitará a nuevas criaturas a
crecer en el calor y bien alimentadas. No ha pensado que un amigo tan
aconsejable tenga enemigos que pretendan acabar con ella.
Aún molesta el viento, de vez en
cuando aparece la nieve con reservas de agua, el frio mantiene abrigados los
cuerpos pero ya algunas cigüeñas volvieron por San Blas para acompaña a las que
se quedan todo el año y mis paseos por el campo vuelven a encontrar florecidos
los almendros. Es hora de podar las ramas para que una vida nueva brote con
fuerza y las hojas verdes alegren las ciudades.
Allá en el polo norte los osos son
menos optimistas. El Ártico se
está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta en buena medida
como consecuencia de la combustión de energías fósiles por los seres humanos en
un planeta superpoblado. Cada día deben nadar más quilómetros para
llegar a las focas y su vida corre peligro de no tener hielo suficiente para
esperar el invierno.
Pero
nadie va a estropear, de momento, nuestras estaciones y seguiremos paseando
entre flores cargadas de promesas mientras se acerca lentamente en el verdor de
los campos una nueva primavera. Es tiempo de sonreír, de disfrutar estas cosas
que no se tuercen en cada esquina y que han estado llegando puntuales durante
siglos a su destino.
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