EUTANASIA.
CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO
Parece
más que razonable que una persona pueda decidir acabar con su vida.
Sabiendo
que tenemos una y que es el “bien” más valioso que poseemos.
Los
políticos no se atreven a poner firme a la religión.
Siempre he pensado que la vida es
nuestro bien más preciado y que si alguien desea no seguir viviendo, porque ese
bien se ha devaluado hasta convertirse en un problema que no quiere seguir
soportando, debemos respetar su decisión. El único pero que se me ocurría al
pensar en la eutanasia eran los vecinos del que fallecía porque muchas veces
las herencias y la dependencia pueden interferir en la decisión de la persona
que desea morir.
La manía de las religiones de
imponer su forma de pensar a quienes no
creemos es uno de los asuntos más importantes que rodean a la actividad
política. Dicen que estamos en un estado laico y somos dependientes absolutos
de la religión católica. Nadie habla de adoctrinamiento en los centros de
enseñanza tutelados por la Iglesia cuando por ellos pasan millones de
españoles/as y todo pagado por las arcas el Estado en el que todos ponemos
nuestros impuestos. El aborto, la homosexualidad, el matrimonio, la eutanasia…
los políticos deben obligarles a que respeten el ámbito de sus creyentes y
posibilitar una enseñanza de calidad para quienes no lo son.
Intentan todas las religiones
imponer sus ideas y creencias invadiendo el espacio de convivencia que deben
respetar, la forma de pensar de los otros. Van bajando nivel con el limbo de
los niños (debía estar lleno cuando lo cerraron) y parece que el infierno no
tiene cabida para los millones de infieles pero siguen guardando su cielo para quienes
decidieron soñar con el paraíso. Dejen morir en paz a quienes creen que la vida
es una y que todo se acaba cuando morimos salvo los recuerdos perecederos que
prolongan nuestra permanencia.
Es curioso que poco países tengan permitida
legalmente la eutanasia y que sea muy estricto el articulado que la posibilita.
Quizá ese deseo de herencia rápidas o de la necesidad de liberarse de un
problema puede ser una tentación de quienes rodean y hagan más difícil que
quienes desean realmente morir puedan decidir con facilidad hacerlo. Si además
está la iglesia metiendo cizaña los políticos van mirando para otro lado hasta
que los medios de comunicación nos invaden con un caso muy sensible y que
provoca reacciones favorables. No se necesita un caso extremo y grabado sino la
necesidad de reconocer el derecho de una persona a marchar si así lo desea.
Copio las ideas del teto legislativo
de Holanda:
“Holanda fue el primer país
europeo en legalizarla. La ley entró en vigor en abril de 2002, aunque esta
práctica era tolerada desde 1993. La ley holandesa considera legal la
intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte de un paciente
que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con
padecimiento insoportable. Los requisitos son muy estrictos: El paciente debe
residir en Países Bajos, la petición de eutanasia o de ayuda al suicidio debe
ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión, los sufrimientos deben
ser intolerables y sin perspectivas de mejora, el paciente debe haber sido
informado de la situación y del pronóstico y el médico que vaya a aplicar la
eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos en el caso
de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el correspondiente
informe.”
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