domingo, 7 de abril de 2019


EUTANASIA. CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO
Parece más que razonable que una persona pueda decidir acabar con su vida.
Sabiendo que tenemos una y que es el “bien” más valioso que poseemos.
Los políticos no se atreven a poner firme a la religión.

                               

            Siempre he pensado que la vida es nuestro bien más preciado y que si alguien desea no seguir viviendo, porque ese bien se ha devaluado hasta convertirse en un problema que no quiere seguir soportando, debemos respetar su decisión. El único pero que se me ocurría al pensar en la eutanasia eran los vecinos del que fallecía porque muchas veces las herencias y la dependencia pueden interferir en la decisión de la persona que desea morir.
            La manía de las religiones de imponer  su forma de pensar a quienes no creemos es uno de los asuntos más importantes que rodean a la actividad política. Dicen que estamos en un estado laico y somos dependientes absolutos de la religión católica. Nadie habla de adoctrinamiento en los centros de enseñanza tutelados por la Iglesia cuando por ellos pasan millones de españoles/as y todo pagado por las arcas el Estado en el que todos ponemos nuestros impuestos. El aborto, la homosexualidad, el matrimonio, la eutanasia… los políticos deben obligarles a que respeten el ámbito de sus creyentes y posibilitar una enseñanza de calidad para quienes no lo son.
            Intentan todas las religiones imponer sus ideas y creencias invadiendo el espacio de convivencia que deben respetar, la forma de pensar de los otros. Van bajando nivel con el limbo de los niños (debía estar lleno cuando lo cerraron) y parece que el infierno no tiene cabida para los millones de infieles pero siguen guardando su cielo para quienes decidieron soñar con el paraíso. Dejen morir en paz a quienes creen que la vida es una y que todo se acaba cuando morimos salvo los recuerdos perecederos que prolongan nuestra permanencia.
             Es curioso que poco países tengan permitida legalmente la eutanasia y que sea muy estricto el articulado que la posibilita. Quizá ese deseo de herencia rápidas o de la necesidad de liberarse de un problema puede ser una tentación de quienes rodean y hagan más difícil que quienes desean realmente morir puedan decidir con facilidad hacerlo. Si además está la iglesia metiendo cizaña los políticos van mirando para otro lado hasta que los medios de comunicación nos invaden con un caso muy sensible y que provoca reacciones favorables. No se necesita un caso extremo y grabado sino la necesidad de reconocer el derecho de una persona a marchar si así lo desea.
            Copio las ideas del teto legislativo de Holanda:
“Holanda fue el primer país europeo en legalizarla. La ley entró en vigor en abril de 2002, aunque esta práctica era tolerada desde 1993. La ley holandesa considera legal la intervención directa y eficaz del médico para causar la muerte de un paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase terminal y con padecimiento insoportable. Los requisitos son muy estrictos: El paciente debe residir en Países Bajos, la petición de eutanasia o de ayuda al suicidio debe ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión, los sufrimientos deben ser intolerables y sin perspectivas de mejora, el paciente debe haber sido informado de la situación y del pronóstico y el médico que vaya a aplicar la eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos en el caso de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el correspondiente informe.

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