sábado, 13 de abril de 2019


UN PUNTO EN EL UNIVERSO
El agujero negro convierte la Tierra en un rincón invisible del Universo.
En la Vía Láctea tenemos uno que tiene una masa igual a 4 millones de soles y está a 26.000 años LUZ del Sistema Solar.
En el Universo existen al menos 2 BILLONES  de galaxias
Recuerdo cuando un punto en la pizarra de mi clase era la Vía Láctea…

                      Resultado de imagen de fotografias del agujero negro

Recuerdo cuando un punto en la pizarra de mi clase era la Vía Láctea, mis alumnos nunca me creyeron y siempre tuve la sensación de que, entonces con la pizarra y después con los ordenadores, nunca fui capaz de trasmitir la insignificancia de la Tierra en el Universo, aunque quizá alguno de mis alumnos pensó en la posibilidad de que existiera vida inteligente en uno de esos mundos alejados de ese Universo infinito en continuo crecimiento.
Evidentemente nunca tendremos respuestas para las preguntas del comienzo de todo, la nada es tremendamente terca a la hora de convertirse en algo. Introducirse en las preguntas produce creencias sin fundamento como también las conclusiones de muchos científicos que intentan responder a preguntas de imposible respuesta. Nadie nos convencerá de que de la nada surgió este mundo o los miles de mundos que pueden existir, mejor vivir y disfrutar que preguntar de dónde salió este paraíso.
Lo que pone de manifiesto que el dios de las religiones no es tampoco creíble porque necesita otro dios que le cree. Y desde luego que su hijo en una borriquilla fuera capaz de encontrar un domingo de Ramos la Vía Láctea, la Tierra y Jerusalén entra dentro del terreno de la ciencia ficción. ¡Qué duro tener la capacidad de pensar! Reconocer que nuestra galaxia es un punto perdido en uno de los universos posibles nos pone a un nivel de importancia más bajo que las hormigas que de vez en cuando buscan comida en nuestras terrazas.
Tenemos la suerte de estar fuera de los agujeros negros y de la capacidad de ignorar la realidad de nuestra existencia con múltiples distracciones, placeres y sufrimientos. Somos capaces de construir historias que mantengan sumisos a los de abajo en este valle de lágrimas que espera un cielo, que tampoco nadie es capaz de encontrar, o un infierno, que a pesar de sus miles de millones de habitantes castigados por los diferentes credos no somos capaces de localizar.
Una sonrisa al aparecer nuestra estrella, un suspiro al ocultarse cada día y una conversación con la luna, ignorando las estrellas que la enmarcan, pueden ayudarnos a creer que somos importantes en ese punto invisible del Universo que hemos llamado Vía Láctea.
No podemos permitirnos el lujo de pensar en agujeros negros que tragan soles y en BILLONES de galaxias que hacen que sea grande el punto en la pizarra que pintaba aquel maestro en sus clases. Nos sobra capacidad para soñar milagros y sentir bonito. Lástima que nos preocupemos poco de la mayoría de personas que lo tienen crudo para pararse a ver amanecer o mirar a las estrellas.


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