martes, 16 de abril de 2019


UNA DE HORMIGAS
Nunca me había imaginado que estuvieran tan bien organizadas.
Un encuentro fortuito con una pandilla de ellas me intrigó.
Seguimos pensando que somos únicos en inteligencia y organización.

                    Resultado de imagen de foto de una colonia de hormigas

            El otro día al levantarme, cuando iba a desayunar, me encontré con un grupo de una cincuenta hormigas que habían decidido coger parte de mi ensaimada de Menorca para darse una bacanal. Hacía semanas que no aparecía ninguna en casa y estaba tapado el tesoro menorquín, aunque debía tener algún fallo por donde salían olores de llamada para la banda que me visitó. De noche descubrieron mi ensaimada, se comunicaron, generosas, el hallazgo y trabajaron concienzudamente mientras yo dormía.
            Me sorprendió que de noche, tapado el objetivo y sin muestras aparentes de su presencia en casa, se presentasen en grupo a cargar reservas para su colonia cercana. Una vez descubierto el asalto desaparecieron a toda prisa y no volvieron a dar señales de su existencia. ¿Cómo lo descubrieron? ¿Por qué se pusieron todas de acuerdo? ¿Por qué en la noche no se perdieron?
            Intrigado me acerque a ese monstruo de información, dicen que incierta, que es Wikipedia, busque hormigas y fui alucinando de quienes son y cómo se organizan estos seres diminutos. Tienen sus reinas, aunque no nos gusta a los republicanos el nombre que le han dado, sus esclavos, sus guerreros, sus enviados al extranjero, sus señales para no perderse y unos modos de reproducción y alimentación que hacen abrir los ojos con asombro. Unas sociedades que son el 20 % de la biomasa de los animales terrestres con un número de miles de BILLONES de habitantes en sus colonias.
            Evidentemente no piensan ni sienten porque así lo hemos decididos los humanos aunque muchos científicos estudian su forma de organización social porque supera a la que nosotros nos hemos dado. Decidí seguir leyendo y fui alucinando con cada detalle del funcionamiento de sus diferentes colonias en los distintos continentes de la Tierra. Podemos matarlas a guantazos porque molestan y no podemos consentir en respetar sus sociedades porque invadirían la tranquilidad de nuestros hogares.
            Estamos en un Planeta en que para sobrevivir necesitamos destruir a otros seres vivos, sean animales o plantas, aunque tengan una organización que nosotros, humanos superiores, hemos decidido que es inferior. Las hormigas también tienen guerras entre ellas y con sus enemigos, solamente la fuerza nos hace poder disponer de sus vidas para alimentarnos y vivir tranquilos.
            Ahhh… también decidimos qué especies no dan pena… yo no había pensado en las hormigas hasta el día que las encontré en un trozo de mi ensaimada de Menorca.
             Me faltópreguntarlas si ellas también hablan con la luna...
           
           


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