miércoles, 2 de octubre de 2019


CLARA CAMPOAMOR Y EL VOTO DE LA MUJER
Aquella Segunda República lo tenía en mente pero buscaba el momento.
Las prisas de la derecha aceleraron el proceso que ya llegaba.
Los curas y los caciques controlaban muchos votos femeninos.

                             

            No hace tanto tiempo,  en 1931, se permitía el voto a las mujeres. Hace menos de 90 años que es permitido el voto femenino y no fueron aquellos que aconsejaban obedecer al marido, permanecer en casa, ser sumisas, limpiar y guisar para el marido y los niños quienes se convirtieron de repente en defensores de su voto.
            Gobernaban las izquierdas, unas izquierdas que repartían tierras a los jornaleros, apoyaban la educación laica y prometían sacar a España del retraso que teníamos respecto a Europa. La mujer tenía un perfil marcadamente conservador en aquella época y de hecho posibilitaron que la derecha más derechona volviera al poder para evitar los cambios y regresar nuevamente al pasado.
            A esa derecha podemos arrimar la figura de Clara Campoamor, aunque históricamente   se lleve  los aplausos de los libros. “ En 1934, Clara Campoamor abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias.” Y la CEDA era VOX al cuadrado, allí estaba cuando contribuyó a un hecho tan importante como conseguir que votase la mujer. Intereses electorales no pueden ser ignorados, los confesonarios y la educación de la mujer de aquella época las hacía clientes de la derecha en su mayoría.
            El voto de la mujer ya era normal en 20 países de Europa (incluidos algunos como Irlanda o Polonia) y ya era hora que llegara a la península pero esa derecha prepotente no le dejó llegar hasta que coincidieron la historia del mundo y su necesidad de derrotar a la Segunda República. Franco remataría la faena años más tarde.
            Solamente destacar que no fue un hecho relevante que se adelantase a su tiempo aunque bienvenido fue por lo que de reconocer derechos elementales se trata.
            Bien por el voto femenino… pero no levantemos monumentos sospechosos.

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