martes, 8 de octubre de 2019


PRESENTACIÓN DE MI NOVELA
Te da respeto publicar un relato que no sabes si gustará.
“El dolor de los recuerdos” es una novela triste llena de sentimientos.
Se mueve alrededor de la revolución de 1934.
Recuerdos de un rabassaire, de un minero y de un jornalero.
                                Resultado de imagen de fotos de la bandera republicana española

            Hay que ser muy osado para atreverse a publicar una novela, mucho más si eres un autodidacta que solamente ha tenido como maestra a su jubilación. Pero ya está hecho y yo me he quedado contento porque me he desahogado y recordado muchos momentos del pasado. Los escenarios de la novela forman parte de mi niñez, de mi adolescencia y de la actualidad y muchas de las ideas vienen de aquella juventud que corría delante de los grises y soñaba con un mundo mejor.
            Hay cosas que se dicen pocas veces, aunque todos las pensemos, y no está mal decirlas en voz alta de vez en cuando. Parece lógico que todos seamos republicanos porque es más razonable que se equivoque o acierte la gente votando que tengamos un jefe de estado con el título de hijo de su madre, a la que alguien en algún momento hizo reina. Existen repúblicas buenas, regulares, malas y muy malas (no olvidemos a Trump, a Bolsonaro, a la Coreas o a los países africanos) pero siempre será mejor que les elija la ciudadanía que vengan impuestos por nacimiento.
            Con la Iglesia Católica pasan cosas mucho más graves. Entre todos pagamos sus gastos y le perdonamos los impuestos, dejamos en sus manos la educación de una parte importante de nuestros alumnos pagando el coste de la misma y siguen disfrutando de privilegios y propinas mientras muchas veces faltan al respeto a las personas que no piensan de acuerdo con sus dogmas. ¡Y vaya dogmas! (hay que cerrar los ojos y taparse los oídos para escuchar algunas de sus proclamas).
            Son dos de las ideas que en mi novela flotan en muchas de sus páginas junto a la increíble distribución de la riqueza que soportaba (y soporta) aquella España en la que surgió sin un solo tiro la Segunda República. Los recuerdos de una abuela nonagenaria intentan poner de manifiesto el penoso comportamiento de los terratenientes, los militares y la iglesia católica en los sucesos que rodean la narración. Muchas personas en las cunetas esperan que alguien haga justicia con el recuerdo a quienes lucharon por una España mejor.

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