domingo, 5 de abril de 2020


VAMOS ASIMILANDO QUE VA PARA LARGO
Pasamos días y días pensando que esto era pasajero, pero no.
No sabemos si durará meses y tampoco como podemos atajarlo.
El mundo anda despistado ante un virus que se propaga sin velocidad limitada.
                                           Resultado de imagen de fotografía de la luna llena en primavera

            Al comienzo pensábamos que, cómo hace años el Ébola, el peligro no se propagaría por el mundo “civilizado” y se quedaría en aquella parte de China. Al hablar de 60 millones de confinados empezamos a pensar que sería fácil que llegara a nuestras fronteras porque nos visitan muchas personas de aquel país y cuando Italia comenzó a sentir la velocidad de contagio del coronavirus ya a pensamos en tomar tibias medidas para defendernos porque teníamos muertos cercanos.
            Ni el fútbol, ni el baloncesto, ni los conciertos, ni las reuniones de VOX, ni las manifestaciones del 8 de marzo o las de Perpinyà pensaron que ponían en peligro la salud del país. Ese gran desconocido gozó del perdón que le concedieron nuestra seguridad y nuestro deseo de no renunciar a nuestra forma de vida y a sus manifestaciones en grandes aglomeraciones de personas hizo mantener miles de convocatorias de muchas personas.
            Nadie fue capaz de imaginar que una persona sin síntomas podía trasmitir la enfermedad durante siete días seguidos y con una facilidad que ahora hace temblar. No sabemos si han estado en contacto con el virus un millón  o siete millones en España, nadie sabe si pasó por su lado en más de una ocasión, todos, especialmente los mayores como yo, le hemos cogido cierto respeto y nos hemos confinado huyendo de su amistad.
            Me molestan los sabios que lo saben todo a posteriori o que anuncian catástrofes que si no se producen nadie recordará pero que si llegan podrán restregar por la cara a quienes pensaron de otra forma. En esta jaula de grillos cada uno dice que apoya pero clavando un puñal en el pecho del enemigo político de paso. Quizá acabemos dándonos cuenta de que el virus es feliz viéndonos gastar el tiempo restregando errores o deficiencias que no sabemos si eran evitables.
            Creo que podemos ayudar respetando las normas que decidan quienes saben más que nosotros, no podemos dejar de opinar pero los poderes públicos deberían ir todos a una para evitar que vayamos a peor, no solamente hoy sino también mañana cuando se apague la virulencia de la invasión. Es fácil quitar impuestos, pagar buenos sueldos a todo el mundo, subvencionar a las empresas, acabar con todo el sistema productivo sin saber hasta cuando, cuidar a los bancos y a las eléctricas pero… no sé si tienen tanto dinero para ser tan generosos, para exigirlo quienes no tienen que repartirlo es fácil prometer a todos la felicidad.
            Odio el sistema capitalista pero sé que quienes hoy gritan ayer aplaudieron esa forma de organización y aceptaron las injusticias y el enriquecimiento de unos pocos sin mucha crispación. Soñemos que puede mejorar esta sociedad cuando nos perdone la vida el coronavirus…
            Una sonrisa desde mi confinamiento. Sigo creyendo en nuestro futuro…Aún nos queda la luz de la luna llena del miércoles...


No hay comentarios:

Publicar un comentario