VAMOS ASIMILANDO QUE VA PARA
LARGO
Pasamos días y días pensando que
esto era pasajero, pero no.
No sabemos si durará meses y
tampoco como podemos atajarlo.
El mundo anda despistado ante un
virus que se propaga sin velocidad limitada.
Al comienzo pensábamos que, cómo hace
años el Ébola, el peligro no se propagaría por el mundo “civilizado” y se
quedaría en aquella parte de China. Al hablar de 60 millones de confinados empezamos
a pensar que sería fácil que llegara a nuestras fronteras porque nos visitan
muchas personas de aquel país y cuando Italia comenzó a sentir la velocidad de
contagio del coronavirus ya a pensamos en tomar tibias medidas para defendernos
porque teníamos muertos cercanos.
Ni el fútbol, ni el baloncesto, ni los
conciertos, ni las reuniones de VOX, ni las manifestaciones del 8 de marzo o
las de Perpinyà pensaron que ponían en peligro la salud del país. Ese gran
desconocido gozó del perdón que le concedieron nuestra seguridad y nuestro
deseo de no renunciar a nuestra forma de vida y a sus manifestaciones en
grandes aglomeraciones de personas hizo mantener miles de convocatorias de
muchas personas.
Nadie fue capaz de imaginar que una
persona sin síntomas podía trasmitir la enfermedad durante siete días seguidos
y con una facilidad que ahora hace temblar. No sabemos si han estado en
contacto con el virus un millón o siete
millones en España, nadie sabe si pasó por su lado en más de una ocasión,
todos, especialmente los mayores como yo, le hemos cogido cierto respeto y nos
hemos confinado huyendo de su amistad.
Me molestan los sabios que lo saben
todo a posteriori o que anuncian catástrofes que si no se producen nadie
recordará pero que si llegan podrán restregar por la cara a quienes pensaron de
otra forma. En esta jaula de grillos cada uno dice que apoya pero clavando un
puñal en el pecho del enemigo político de paso. Quizá acabemos dándonos cuenta
de que el virus es feliz viéndonos gastar el tiempo restregando errores o
deficiencias que no sabemos si eran evitables.
Creo que podemos ayudar respetando
las normas que decidan quienes saben más que nosotros, no podemos dejar de
opinar pero los poderes públicos deberían ir todos a una para evitar que
vayamos a peor, no solamente hoy sino también mañana cuando se apague la
virulencia de la invasión. Es fácil quitar impuestos, pagar buenos sueldos a
todo el mundo, subvencionar a las empresas, acabar con todo el sistema
productivo sin saber hasta cuando, cuidar a los bancos y a las eléctricas pero…
no sé si tienen tanto dinero para ser tan generosos, para exigirlo quienes no
tienen que repartirlo es fácil prometer a todos la felicidad.
Odio el sistema capitalista pero sé
que quienes hoy gritan ayer aplaudieron esa forma de organización y aceptaron
las injusticias y el enriquecimiento de unos pocos sin mucha crispación.
Soñemos que puede mejorar esta sociedad cuando nos perdone la vida el
coronavirus…
Una sonrisa desde mi confinamiento.
Sigo creyendo en nuestro futuro…Aún nos queda la luz de la luna llena del miércoles...
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