sábado, 25 de diciembre de 2021

 INVADIÓ OCCIDENTE 

            De ser un grupo de judíos perseguidos que seguían a un condenado a morir en la cruz pasaron a dirigir la mente de millones y millones de personas en el mundo occidental. Su alianza con los romanos, beneficiosa para ambos, cambió el rumbo de los futuros mártires olvidados al trono de la santidad. 

 

      Ahora comienzan a perder altares porque el capitalismo se ha asentado en la sociedad y brilla más el comprar, comprar, comprar, que aquel belén del carpintero con dos seres inmortales a su lado. Muchos pequeños dioses multiplican la idea festiva de la humanidad. Desde papá Noel al Cagatió van robando protagonismo a aquel niño en una cuna al que solamente mantienen los Reyes imaginarios que seguían a una estrella que se detuvo sobre una cuadra donde descansaban los protagonistas de la navidad cristiana. 

Es verdad que la fe mueve montañas y han conseguido que las historias de siglos vayan tiñendo los mitos con su color. Un milagro que se ha encarnado en los corazones de las personas para convertir estos días en momentos de encuentro con los familiares y despertar los sentimientos, aunque languidezcan durante todo el año. Algo hermoso nos ha regalado: el acercarnos un poquito más a las personas que amamos, aunque aquel belén solamente sea un recuerdo del pasado. 

Ya habréis visto que el señor mayor vuelve a hablar en primera persona porque le costaba contarle a su coche, a su CAPTUR, las historias que iba pensando. Espero que no se enfade como me enfadé yo cuando se encendieron sus luces anunciando avería al poco de ser comprado y si se enfada que no le dure todo un año como he prometido que pasaré recordándolo. Todos creen, menos yo, que acabará todo en el olvido y que el único que acabará pagando el fallo es este señor mayor. 

No sé si las multinacionales tienen corazón, pero si lo tienen no lo dedican como los humanos a mostrar bonitos sentimientos. 

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