miércoles, 12 de enero de 2022

                                             BONITO PASEO 

     Hoy era uno de esos días en que no se echa de menos la primavera. El sol, generoso, acariciaba cada paso que dabas y el cielo azul, adornado con nubes blancas, servía de fondo a un día claro donde las montañas lejanas llamaban a la calma, a aflojar el paso y descender con la mirada hasta el rio que conserva aquel verde que se marchó con el otoño. Todo hacía compañía al paseo entre casas de jardines llenos de plantas, aunque sobraba el ladrido amenazador de los perros que dicen vigilar las propiedades. 

 

En el cielo unos cuantos aviones dejaron el recuerdo de su paso contaminante con una estela blanca y me he acordado de aquella noticia que leí ayer de que una sola compañía, las otras también suman aparte, fletará 18.000, dieciocho mil, vuelos vacíos para no perder el cupo en los aeropuertos europeos. !Vuelos sin pasajeros! Para sortear una ley que olvidó sus declaraciones de protección del medio ambiente pues cada uno de esos viajes produce tanta contaminación como 4.000 coches. !Vayan multiplicando los silenciosos leguleyos! 

He seguido paseando, los niños y los jóvenes estaban en el cole, por calles desiertas, olvidando el miedo al bicho y dejando que la vista volviera a recrearse ante las buganvillas y los pinos que resguardaban algunos momentos del sol de la mañana. Hoy caminaba solo y los 10.000 pasos de rigor se resistían porque el silencio permanente no siempre es buen acompañante. Estos dos años nos han hecho valorar la compañía de las personas que son importantes para nosotros, las comidas compartidas y las cervezas ambientadas con órdagos o jugando a las siete y media. 

Cuando estaba lejos, y me daba pereza volver, me he acordado de mi CAPTUR RENAULT, aquel que nació averiado, y le he llamado para que viniera a buscarme, pero como coche que es no me ha contestado. Nos hemos hecho amigos, qué remedio, y muchas veces me acompaña en mis paseos, sobre todo cuando voy a disfrutar del mar y de las olas. 

Soñar paseando, dejar que el sol nos acaricie en invierno, la mirada perdida en el paisaje, los pasos lentos disfrutando cada momento... el covid no podrá con nosotros si somos capaces de descubrir nuevos placeres para suplir a los que nos robó sin nosotros desearlo. 

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