lunes, 24 de enero de 2022

                                     LA BATALLA DE COVADONGA 

     Tenemos noticias de esta batalla 150 años después de producirse, nadie se enteró de tan gran acontecimiento hasta siglo y medio después y no aparece referencia alguna en cuantos documentos se conservan de dicho momento. Yo siempre había explicado que unos cuantos asturianos, que se negaban a pagar impuestos, habían huido a las montañas y comenzaron a tirar rocas a cuatro caballos musulmanes que les perseguían. Los “sarracenos” con ganas de comer se dieron la vuelta y bajaron a descansar a Cangas de Onís... 

 

La versión oficial cuenta que unos cuantos asturianos (es fiel) derrotaron a 187.000 soldados (a los que nadie vio porque debían ir disfrazados) porque se les apareció la virgen y con su ayuda masacraron a tan poderoso ejército, un bonito mito convertido en milagro. Este año muchos celebran el 1300 aniversario de tan increíble acontecimiento y Abascal, ese político tan comedido, sube a proclamar en la ermita el nacional catolicismo que Franco resucitó con otro milagro, asesino en este caso. 


Necesitábamos mitos para ensalzar la Reconquista (nombre inventado en el siglo XIX, más de 1000 años más tarde) pero conviene no creerse las mentiras como si fueran verdades y hacer creer que aquellos infieles estuvieron siete siglos (700 años) para que Pelayo los pusiera firmes espantando cuatro mulas con peñascos. Se puede respetar la fe de los creyentes en sus vírgenes, pero no que contribuyan a inventar la historia de España para declararla indisoluble, católica y santa. 


Lo que sí es lindo y real es el paisaje fantástico que rodea aquellas montañas. Yo le he prometido a mi CAPTUR RENAULT (aquel que me vendieron averiado pero que terminaron arreglando) que visitaremos el nacimiento de este mito. Pararemos en el puente romano (construido en el medievo) de Cangas de Onís para desayunar y encargar una fabada asturiana para la vuelta. El coche nos esperará, miraremos de soslayo la gruta de la Santina, y subiremos, cual ciclistas avezados, a los Lagos de Covadonga, un regalo para la vista que regalan belleza a quienes los visitamos. 

 

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