sábado, 22 de enero de 2022

                                         LAS DEPRESIONES 

Últimamente nos bombardean con estadísticas de afectados por esta enfermedad, sobre todo adolescentes, jóvenes, niños y personas mayores. Creo que todo el mundo está afectado por las condiciones de vida que ha impuesto la pandemia y el equilibrio mental es atacado por los cambios. Son enfermedades duras, muchas veces ocultadas, que pueden acabar de forma dramática si no se tratan adecuadamente. Creo que a día de hoy una juventud sin bailes y noches de relación es un palo difícil de aceptar, ver a tus compañeros de residencia morir hace aparecer la idea de la muerte en primer plano y los adolescentes y los niños no aceptan fácilmente el cambio a peor de sus vidas. 

             

Se habla siempre del tratamiento de la enfermedad cuando ya ha explotado en la vida de las personas, pero yo no escucho en los medios de comunicación trasmitir ideas de expertos de cómo mitigar los problemas que conducen a la depresión. Creo que las personas mayores tienen más recursos para defenderse porque han vivido circunstancias difíciles y se han fortalecido superándolas, aunque ha sido tan duro el ataque a las residencias y el miedo que han regalado las noticias que les han superado porque la falta de relación con sus familias y amigos es parte muy importante de sus vidas. 

Creo que a los padres habría que contarles en qué medida afecta a sus hijos el ponérselo todo fácil, comprarles las cosas antes de que las pidan, evitar el esfuerzo para alcanzar lo que desean... Quizá la espera para lograrlo será la mejor medicina para saber enfrentarse mejor a los problemas, crear autoestima y un regalo para combatir la frustración. Están creciendo generaciones de niños y de adolescentes que estuvieron excesivamente mimados en su infancia a los que muchas veces olvidaron regalarles medios eficaces para enfrentarse a los desengaños que inevitablemente tienen que encontrar en sus vidas. 

Para los jóvenes y adolescentes el problema es mucho mayor. Los medios de comunicación les venden unos modelos inalcanzables que cuando los kilos aparecen o el espejo no refleja la belleza que venden programas, anuncios y concursos surgen los complejos y el deseo de emular cuerpos y comportamientos que la sociedad de consumo no se molesta ni en disimular. Si la vida normal ya era dura para muchos jóvenes que veían que sus vidas no llegaban a un trabajo digno y a independizarse, que las noches de fiesta estaban intervenidas, que sus cuerpos no eran aquellos que nos vende la tele todo va enviando al pozo de la depresión a muchas personas. ¿Cultivamos el que los niños y adolescentes se acepten como son y adquieran autoestima consiguiendo objetivos con esfuerzo? 

Yo creo que no sirven las estadísticas para nada. Sabedores del creciente problema de las depresiones se deberían poner en manos de los expertos medios para atacar las causas y cómo educar para conseguir que puedan enfrentarse mejor a las dificultades. ¡Eso cuesta tiempo y dinero y los votos se necesitan ligeros! 

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